ORIENTACIÓN VOCACIONAL
La vocación es la tendencia que siente una persona hacia determinadas actividades, es una inclinación natural que ya desde niño se manifiesta.
Las personas no tienen una sola vocación, sino que tienen muchas. Esta posibilidad les permite responder a la más adecuada según su situación y el lugar donde se encuentren.
El hombre no es un ente aislado sino que es él y sus circunstancias, por lo tanto el medio en que vive es necesariamente una condición importante a tener en cuenta.
Por lo tanto, la vocación se relaciona con las habilidades específicas, las capacidades y las posibilidades económicas y sociales, así como también con las oportunidades que brinda el contexto.
Como consecuencia, para elegir adecuadamente una carrera u oficio, no sólo hay que prestar atención a lo que a una persona le gusta hacer, sino también hay que tener muy en cuenta la posibilidad de participación en la sociedad que esta ocupación pueda proporcionar, teniendo en cuenta que ante todo hay que hacerse responsable por lo menos de la propia subsistencia.
Elegir carreras u oficios que no tengan salida laboral produce a la larga la pérdida del sentimiento de pertenencia al grupo social, así como marginación y frustración por no poder participar en el medio.
La gente se siente realizada cuando hace lo que le gusta y puede encontrarle significado a su tarea colaborando en su ambiente. Todo en la naturaleza tiene un propósito y tiende al equilibrio, y el trabajo creativo de cada uno también tiene que estar en armonía.
La identidad profesional se logra cuando se llega a ser creativo en el trabajo y no un burócrata alienado en el rol, permitiendo así desarrollar una actividad en forma óptima, sin dejar de ser persona. La mediocridad la expresa quien hace las cosas por obligación sin ningún compromiso.
Todos los trabajos son dignos y más que tener muchos títulos inoperantes es mejor hacer las cosas bien aspirando a la excelencia.
Elegir adecuadamente garantiza una buena inserción laboral, buenos ingresos y mayores posibilidades de realización personal.
El tiempo de elegir una carrera es una etapa de mucha incertidumbre, los padres, docentes, amigos y la familia preguntan ¿Qué vas a estudiar? y esa pregunta se siente cómo un interrogatorio que te pone entre la espada y la pared. La elección de tu carrera no debería ser una decisión impulsiva para eludir la presión de la pregunta de los demás y la incertidumbre que provoca. Darte un tiempo para conocerte, dudar, pensar y averiguar te ayuda a elegir una carrera relacionada con vos y con tus intereses. Así tu decisión será el final de un proceso personal y una elección basada en la seguridad de conocerte y de conocer las carreras que existen.
Elegir una carrera puede ser mucho más que decidir qué vas a estudiar. Elegir una carrera con un conocimiento profundo de tu personalidad, tus gustos, tus intereses, tu entorno y tu realidad es elegir un proyecto de vida relacionado con vos. Para eso es necesario que te conozcas, descubras quién eres y qué te gusta. No alcanza con buscar información sobre las carreras ni con realizar un test que te diga qué estudiar.
Algunas estrategias prácticas para pensar en quién quieres ser y cómo quieres crecer:
1° Tomátelo con calma.
Si no sabes cuál es tu vocación, si te gustan muchas cosas diferentes o
si todos tus amigos ya decidieron qué van a estudiar y vos seguís
pensando qué querés hacer, no te preocupes. Cada uno tiene su tiempo, date espacio para elegir con tranquilidad.
2° Conócetea ti mismo. Piensa qué te gusta hacer, cuáles son tus intereses, qué materias te resultan más fáciles y cuáles te traen más dificultad. Al hacerlo, incluye tus hobbies, deportes y pasatiempos. Tus intereses y tu personalidad son importantes para elegir algo que disfrutes hacer y que te permita desplegar tu potencial.
3. Sé realista. Toma en cuenta si para empezar a estudiar tendrías que mudarte, cuánto tiempo de viaje tendrías hasta el lugar de cursado y cuántas horas por día vas a poder dedicar a estudiar. Al reflexionar, considera si vas trabajar mientras estudias y cuáles son las ocupaciones y profesiones de tu familia y de tu entorno. Incluye la realidad en la elección permite que evalúes si tu decisión es viable.
4. Investiga la oferta de cursos y carreras. Las carreras tradicionales son las más conocidas. Sin embargo, hay muchísimas más carreras universitarias que pueden sorprenderte y sobre las que puedes investigar. Busca en internet, visita las universidades, pide información sobre las carreras que te interesan. Así vas a elegir basado en la seguridad que brinda conocer profundamente las opciones actuales y la carrera que te gusta.
5. Conversa con un profesional. Antes de tomar la decisión final, conversa con un graduado de las carreras que te interesan para conocer su experiencia y el campo laboral de cada una. Con su testimonio puedes proyectar cómo sería tu futuro profesional y evaluar si es algo que te gusta, cuáles son las posibles actividades laborales y si te imaginas trabajando en esa profesión.
La elección de carrera es un proceso personal que implica pensar en el futuro. Conociendo la oferta de carreras, tu personalidad, tus intereses y tu realidad puedes elegir con más seguridad tu camino vocacional, y estas cinco estrategias pueden ser una brújula que te guíe hacia dónde vas.
LAS TAREAS ACADÉMICAS
Las tareas o deberes académicos son una parte importante del proceso de aprendizaje de los adolescentes, además de ser una buena forma que tienen los padres para involucrarse y estar al tanto de lo que se le está enseñando a sus hijos.
La mejor forma de asegurar una experiencia de aprendizaje productiva mientras se hacen las tareas dependerá de su hijo o hija. Estar atrapado en un escritorio, en un cuarto aislado de ruidos y sólo, no siempre es la mejor manera de aprender.
Cuando él o ella termina sus clases, es importante discutir cómo pasó su día y encontrar las tareas que le han sido designadas para el hogar. Esto te permite a ti y a tu hijo a crear un plan para terminar la tarea.
Algunos adolescentes preferirán concentrarse en sus deberes y terminar la tarea antes que tenerla en mente toda la noche. Otros necesitan un pequeño receso mental para hacer las tareas. Cualquiera de los dos panoramas es correcto, en tanto se haya planeado de esas maneras desde un inicio.
Es importante también brindarle a tu hijo un bocadillo sano o la cena antes de que termine de hacer sus tareas. El hambre puede ser una distracción mayor, y los adolescentes usualmente están buscando alguna excusa para dejar de hacer las tareas.
Elimina las posibilidades de distracción dándole un bocadillo sano, de preferencia con proteína, como por ejemplo: una pieza de pan con mantequilla, una fruta, un emparedado, etc. Ese tipo de bocadillos son los que van a mantener los niveles de energía altos y alejarán a tu hijo de que se sienta letárgico.
Lo siguiente es definir el lugar perfecto en donde se sentará a hacer las tareas. Este puede ser un escritorio en su cuarto, en la mesa de la cocina o en un cuarto de estudio. Cualquier área es ideal en tanto se encuentre alejado de distracciones.
Nunca permitas que tu hijo haga su tarea con el televisor encendido. Algunas personas prefieren la música de fondo, y los estudios han demostrado que esto puede ser beneficioso para pensar, en contraposición a un cuarto que está en silencio. Antes de que tu hijo se siente a hacer sus tareas, asegúrate de que tenga todo lo necesario a la mano y que tenga un vaso con agua cerca.
Cuando te haga una pregunta, debes prestarle atención y responder inteligentemente sin involucrarte mucho en la perfección de las cosas que haga. Recuerda que está aprendiendo y no todo va a ser perfecto como lo haría un adulto.
Recapitulando, las cosas más importantes que debes recordar son: Ayúdalo a estar organizado, provéele un ambiente confortable, resuelve sus preguntas sin involucrarte demasiado, y en caso de que necesites un apoyo adicional, acude a nosotros "Asesores y Consultores Académicos", que gustosos te ayudaremos.